EL
He tenido, confieso, un deseo intenso de llorar
Lo he deseado de manera natural
Llorar amparado en el derecho que me otorga la
tristeza
Llorar mi bien, por tu partida
Por las noches eternas del insomnio
por tu nombre repetido sin respuesta
He querido, con cada gramo de energía
contraer el pecho y hacer de mí un ovillo
A punto estuve de lograrlo
Sentí esa leve y creciente congestión
que me inunda del vientre a la garganta
Y luego la opresión que me hace humedecer los ojos
Iba a llorar, confieso...a llorar y derramar el alma
Pero entonces mis labios volvieron a inventar un
beso
Te recordé intensa y clara
Hice memoria de las veces en que en tus brazos arañé
la gloria
Me volví a llenar de ti y me convencí de la
injusticia que sería
llorar para lavar el dolor
Si ello lavaría también tus besos
ELLA
Tristeza como una sombra me persigues
Más yo he dejado de atender a tus lamentos
Ni penumbra, ni melancolía, ni desdicha
Solo mi voluntad gobernando mis deseos
Un zafiro palpita en mi pecho ardiente
Nunca más mi ser se verá desfallecido
El AMOR si no endulza no alimenta
Sin alimento ni una flor despliega al viento
No confieso, ni lloro ni invento
Solo yo, anticipo mis sentimientos
Añorando viviré mi placer más intensos
Deseos conmutados
y una vida sin desaliento
El estará siempre conmigo…
yo lo ameré en secreta vehemencia
Con esa inmensa pasión
que no admite ni acepta la indiferencia
moderando con arte mi gozo prohibido.