En el VERANO…

 

Desde la ventana de mi habitación

El sol me despertaba cariñoso,
marcando suaves huellas en mi corazón
señales imborrables de alegría y de gozo.

¡Qué hermosos fueron esos días del verano!

cuando mi acontecer permitía

solo ver pasar el día,

acariciando los sueños

de los años que vendrían.

Largas tardes de música y canto

con las amigas bailando,

Los sonidos que en inglés

nos contaban del placer

de un mundo distinto, lejano,

añorado y misterioso,

pero censurado y borroso.

Tardeadas de cine o TV,

maratones en la alberca,

paseos en bicicleta

caminatas sin meta.

Entre juegos y canciones,

antojos, caprichos y confesiones;

y los suspiros brotando

junto a sonrisas lidiando,
disfrazando sentimientos
entre ocultos y secretos.

Veranos de playa y sol

con risas y buen humor,

contemplando las estrellas,

Y soñando con el amor.

Noches de contar leyendas

esperando con fervor

cambiar la adolescencia

por experiencia y pasión.

Días de luz y de lluvia,

anhelando conquistar

con la mirada segura

a la ilusión despertar.

Así logrando encontrar

 y finalmente intuir

la urgente necesidad

de aprender a DAR

 aceptando RECIBIR

en los tiempos del verano

que estarían por venir….

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Replica escrita por

Abel Dominguez

Qué experiencias de verano,

nos cuentas amiga mía,
cuando el acontecer permitía,
el día pasar bailando.


Y entre sonidos sajones,
ansiar con llegar el año,
de los sueños acariciando,
entre juegos y canciones.
De ese mundo tan lejano,
que te contaban las letras,
por censurado y borroso,
por misterioso y añorado.


Y mientras tus estrofas leía,
mi mente voló también,


en busca de otro confín,
de cuando seis años tenía.
De tiempos para el desdén,
en que la vida era suerte,
donde rondaba la muerte,
a los débiles sin sostén.
Quiso guiar mis pasos,
hacia los caminos del mar,
y en lontananza encontrar,
versus a un pronto ocaso.


Y bajo la luz del Oriente,
y la sal de barlovento,
encontré en la mar el viento,
que me llevaría a poniente.
 Mil veranos navegados,
tampoco podré olvidar,
el estrellado firmamento,
y entre olas acunado.

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Abel Domínguez.

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