FALLÓ MI CORAZÓN

"...en el punto final lloré su partida sufriendo sin comprender,
añorando sin saborear la esperanza..."

Me tropecé con EL y su poesía.

Sus bellos versos que mil veces leí, despertaron la pasión muy adentro de mí corazón.

Sus poemas nunca fueron para mí, pero en mi mente sus palabras se volvieron fantasía.

Y yo soñaba con esos versos que algún día, EL me escribiría.

Así mis días se llenaban de una sin igual  alegría, mis tardes de sabiduría y mis noches de melancolía

…mientras la vida fluía con una desconocida energía.

Soñando, jugando, jugando y, soñando.

Sin ver, sin escuchar, sin razonar el sentir en mi vida.

Crucé nuevos senderos de sentimientos desnudos,
le abrí mi alma y mi propio ser.

Compartí con EL mi pena y mi dolor y cada misterio de mi interior.

Entregué mi espíritu a su mágica dimensión,
lo idealicé convirtiéndolo en mi Dios.

Construí para EL un hermoso trono repleto de amor.

Mis pensamientos volaron buscando sus estrellas,

extraviando mi voluntad y sacrificando mi libertad.

Acepté que sus silencios me aprisionaran y sus secretos me atormentaran

convirtiendo en pesadilla su tibio y sutil desamor.

Todo eso se desvaneció cuando un día sucedió,

y en un instante la realidad se exhibiría.

Sus palabras fueron como un mazo golpeando mis sentidos.

Mis ojos leyeron desprecio y devaluación

Mi insurrecto espíritu explotó…

¿Por qué? ¿Si él tomó todo cuanto le ofrecí?

Entregándole mi atención y admiración, mis versos y mi pasión;

Mi sencilla y sincera claridad.

Mi entusiasmo natural, mi pasado y mi presente
...mi tranquila realidad.

Mi talento y sensibilidad junto a una sufrida necesidad.

Mi lucha insatisfecha y mi solidaridad.

Dar sin esperar, ocultando deseos y vanidad.

Y dejé de soñar y jugar, jugar y soñar

Por fin pude ver y escuchar; comencé a pensar y razonar.

Rechacé esa nueva experiencia atrevida y singular.

En el punto final lloré su partida sufriendo sin comprender,

Añorando sin saborear la esperanza.

Sumergí mi alma en el océano del dolor:

Oscuro, profundo, helado e infinito.

Nunca entendió quién era YO, ni yo acepte quién era EL

Ni su culpa, ni la mía.

Mi orgullo humillado por la experiencia fallida

Al descubrir su rostro implacable EL enfrentó mi furiosa rebeldía.

Mi enojo frente a su osadía, mi defensa junto a su desdén.

Desciframos juntos un triste y mutuo  engañoso fin.

Nueva moraleja en el catálogo emocional de mi vida

Valorando aún más, el profundo y constante AMOR que sin tregua el destino me brindó.

Bendiciendo a aquellos quienes con su ternura, solo me entregaron su inmenso calor;

sin engaños ni traición, sin darme a probar el sabor del dolor por AMOR.

Desperté de mi letargo y no sé si perdonaré o algún día olvidaré.

MI CORAZÓN ME FALLÓ y una huella imborrable para siempre lo marco.

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